Tomado de canal100.com.mx / Por Juan Ibargüengoitia
Y la televisión abierta está cerca de una disyuntiva: seguir programando películas de la Época de Oro del cine mexicano o de plano cambiar la estrategia para que sólo sean vistas en canales de televisión de paga en donde nunca se han programado las mejores, hablo de Cantinflas y Pedro Infante de manera principal.
¿Por qué se da esta disyuntiva? Por una sencilla razón: hoy un buen número de películas mexicanas del nuevo cine retratan ese nuevo círculo de jóvenes que se identifican con el ambiente que se vive a diario en el barrio de La Condesa, en la Ciudad de México, que muy poco tienen qué ver con los largometrajes y el humor de Cantinflas y Pedro Infante, aún cuando ese círculo social pujante les rinde homenaje en cuanto puede de distintas formas.
Lo digo en una frase corta: Cantinflas y Pedro Infante han resistido el paso del tiempo marcando altos ratibgs, pero eso puede ya no ser la constante.
Si la televisión abierta decide descartar a Cantinflas y a Pedro Infante de sus horarios sabatinos, sería un pena para la cultura cinematográfica del país. Los dos grandes súper héroes del cine mexicano (como califica José Antonio Fernández a Pedro Infante y a Cantinflas) quedarían borrados del mapa del día a día de la nueva generación de mexicanos.
Lo curioso de la disyuntiva, es que surgió ya una tercera vía del cine mexicano muy cercana al espíritu de Cantinflas y Pedro Infante: Nosotros los Nobles y No se aceptan devoluciones son las películas mexicanas que la televisión abierta esperó por años.
Veremos si los dos garbanzos de a libra inspiran al menos para que se produzcan otras 100 películas con el mismo tono familiar en los próximos años.
Ahí viene, por lo pronto, la primera de Andrés Bustamante que suponemos va en ese tono.
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