Tomado de www.canal100.com.mx / Por Álvaro Cueva
Estoy sufriendo con el exceso de oferta que estamos teniendo en la industria de la televisión mexicana.
¿Y por qué sufro? Porque es un exceso de oferta mediocre, que no conduce a ningún lado y que, en la mayoría de las veces, sólo tiene tintes de venganza corporativa.
¿De qué estoy hablando? De un fenómeno que seguramente usted también está viviendo, el de los servicios de distribución de televisión en línea ("streaming").
¿Qué son los servicio de distribución de televisión en línea? Productos como Netflix, ClaroVideo, VEO, Blue To Go, HBO GO, MoviecityPlay y Crunchyroll, por mencionar sólo unos cuantos.
Son servicios que, en la mayoría de las veces, a cambio de una módica renta mensual, contratada por un año o más, le ofrecen a usted series, películas, eventos deportivos, caricaturas o telenovelas.
¿Cuál es la diferencia respecto a los cables y las antenas directas al hogar? Que aquí la televisión viaja en línea. Es decir, a través de la internet.
Por lo mismo, usted puede ver su programa favorito en su televisor pero también en su computadora, en su celular, en su tablet o en su consola de videojuegos. Es maravilloso.
¿Por qué? Porque ahora sí que usted puede ver lo que quiera, cuando quiera, como quiera, donde quiera y hasta en el orden que quiera. ¡Libertad total!
¿Entonces por qué comencé esta columna hablándole mal de estas compañías? Porque, en el caso mexicano, estamos mal.
A ver, ¿para qué quiere usted un servicio de televisión en línea? Para ver algo. ¿Y qué ofrecen las empresas mexicanas? Lo mismo que ofrecen en sus canales abiertos o de paga.
¿Para qué querría usted pagar por ver algo que es gratuito como la televisión abierta nacional?¡Para qué!
¿Para qué querría usted volver a pagar por algo que ya pagó cuando depositó la mensualidad de su cable o de su antena directa al hogar? ¡Para qué!
Esto es una aberración, un abuso, un acto de prepotencia porque aunque sean 69, 99 ó dos pesos, es algo que no tendría por qué costar más.
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